IX Congreso Internacional de Salud, Bienestar y Sociedad

Resumen

Uno de los problemas de salud pública con mayor afectación en la actualidad es el sobrepeso y la obesidad, con un estimado que sobrepasa los 1900 millones de adultos (380 millones de menores de 18 años según la Organización Mundial de la Salud). Esta situación genera efectos en la calidad de vida de las personas que las padecen, afectando a su condición física, emocional, social y económica. Es allí donde el profesional de la salud tiene una gran responsabilidad aplicando el conocimiento de sus saberes teóricos y prácticos para una interacción con el paciente que le permita mejorar su condición de salud. En consecuencia, el objetivo del presente estudio fue analizar la teoría de consecución de objetivos de Imogene King para el manejo del paciente con sobrepeso y obesidad. La investigación tiene un enfoque cualitativo, descriptivo. Se hizo un análisis documental, y por categorías, de la teoría de King aplicada al abordaje de la persona con sobrepeso y obesidad. Del análisis realizado se identificaron tres dimensiones personales, interpersonales y sociales que, desde la teoría, permiten el abordaje de la problemática del sobrepeso y la obesidad entre el paciente y el profesional. Personal: la imagen corporal es lo que más se ve afectado en este tipo de pacientes; aquí, el profesional debe partir con una visión amplia e integral de la persona, valorando las emociones, dándole manejo a situaciones de tristeza, frustración, rabia, ansiedad por su estado o por el déficit de conocimientos nutricionales. El conocimiento y aceptación de sí mismas enfoca a resultados positivos, siendo claros desde su estado de salud integral; en esa medida dependerá la evolución del proceso. Las estrategias para orientar el manejo del tiempo y sus espacios personales son imprescindibles, ya que los malos hábitos parten de la poca atención que se le da a la vida en plena conciencia. Lo interpersonal: la generación de lazos de confianza a través del diálogo y la escucha atenta ―generando “feedback” entre el profesional y el paciente―, así como abordar sus aspectos personales, fortalecerán las relaciones con su pareja, familiares y compañeros de trabajo. Lo social: aquí es importante aportar que las dinámicas de interacción social, y alimentación que se den en su familia o en su entorno, interfieren positiva o negativamente llevando al estrés; en esta circunstancia es donde deben darse herramientas educativas y de empoderamiento para asumir su nuevo rol. La construcción de su autonomía permitirá tomar la interacción del profesional no como una autoridad, sino que el paciente sea el actor de sus propias decisiones. Se puede concluir que la educación, la comunicación y los acuerdos son fundamentales en la consecución de objetivos, pues suple el déficit de conocimientos, consigue la aceptación del tratamiento, mejora la confianza del paciente para cumplir sus objetivos (que se traducen en resultados positivos en términos de reducción de peso y mejor alimentación) y mejora la calidad de vida en las dimensiones del bienestar físico, social, psicológico, emocional, espiritual, conductual e intelectual.