IX Congreso Internacional de Salud, Bienestar y Sociedad

Resumen

Recientemente, Chile suscribió a la “Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible” de la NU, cuyo objetivo 2 tiene como metas asegurar el acceso de todas las personas a una alimentación sana, nutritiva y suficiente, durante todo el año; así como poner fin a todas las formas de malnutrición. En ese sentido, Chile tiene una prevalencia del 14,5% de inseguridad alimentaria moderada o grave (de acuerdo con la “Escala de Experiencia de Inseguridad Alimentaria”), y una malnutrición, en menores de 5 años, de un 10,3% por exceso y un 0,3% por déficit (MDS, 2017). Además, el exceso de peso es del 74,2 % en mayores de 15 años (MINSAL, 2017), y en el segmento de menor escolaridad (población vulnerable) es del 80,4%. Estos datos muestran que, si bien la malnutrición por déficit está casi erradicada, y hay un alto porcentaje de personas con malnutrición por exceso, tenemos una inseguridad alimentaria y nutricional en Chile que supera a la de países con similares ingresos. Es decir, estamos frente a un tipo de inseguridad que afecta a la calidad nutricional y a la variedad de los alimentos —esto es, una inseguridad nutricional—. Sobre la base de una investigación cualitativa y con enfoque etnográfico (realizada entre 2015 y 2017 en Santiago de Chile), este trabajo reflexiona acerca de las modalidades en que se imbrican —a través de las estrategias alimentarias de familias con niños, residentes en la ciudad de Santiago de Chile— las condiciones materiales de existencia y las agencias socioculturales.