XVII Congreso Internacional sobre Nuevas Tendencias en Humanidades

Resumen

En la actualidad, desde la psicolingüística se acepta que es posible pensar sin la participación o concurso del lenguaje (por ej.: pensar solo con imágenes; con los músculos paralizados; pensar una cosa y hablar sobre otra; pensar a pesar de sufrir trastornos neurodegenerativos que afectan gravemente al habla, etc.). Asimismo, se acepta que es preciso que el conocimiento lingüístico se apoye o se sirva de un conocimiento conceptual ―no lingüístico― previamente adquirido durante los primeros meses de vida. Sin embargo, en la primera mitad del siglo XX, surgieron enconados debates en torno a la cuestión sobre la prioridad del pensamiento sobre el lenguaje, o viceversa, y sobre el alcance de sus influencias recíprocas. Por ej.: Piaget postulaba que cierta forma de pensamiento es prerrequisito fundamental para la ulterior adquisición del lenguaje; mientras que Vigotsky otorgaba especial preeminencia al lenguaje. Por otra parte, desde el conductismo se zanjaba la cuestión afirmando que el lenguaje no era sino un hábito manipulatorio, y que el pensamiento consistía en habla subvocal encubierta. En este contexto, surgió la teoría de “Sapir-Whorf”, que en algunos aspectos se aproximaba a una especie de determinismo lingüístico (prioridad del lenguaje sobre el pensamiento). Las críticas a las conclusiones de esta teoría no se hicieron esperar, pero la teoría favoreció que un grupo de autores realizara diferentes investigaciones con objeto de analizar, empíricamente, el verdadero alcance del lenguaje sobre los procesos de pensamiento y sobre el modo particular en que las diferentes comunidades lingüísticas organizan conceptualmente la realidad.