XVI Congreso Internacional de Tecnolog?a, Conocimiento y Sociedad

Resumen

Ahora, respiramos una “atmósfera terrorista”: proyectos de ley, tomas de lugares de la memoria por parte de negacionistas, silencios encubridores y calidades tipo McDonald´s. Este mundo, este mismo que no se levanta, a pesar de tener todos los motivos (como dice el “Comité Invisible”), requiere de una emancipación intelectual. Ahora, la historia y la ciencia se funden para buscar utópicamente des-monopolizar el lenguaje, los archivos, la escritura, la enseñanza… en últimas, el pasado. Ahora es “usar la tecnología contra sus detentadores” (Burroughs, 2013), en donde todo aquel interesado por la historia se valga de artefactos contra los poderosos. Por eso, esta propuesta es una blasfemia ―como la usó Haraway (Haraway, 1995)― para poder habitar, dentro de tantas formas posibles, en este mundo transhumano, y tomar por fin nuestra responsabilidad. Esto es un retorno a la política, que implica re-inventarnos y renovar los lenguajes. Se propone entonces un “hacker-historiador” que, valiéndonos de la caracterización de Pekka Himanen —para el hacker—, se observa, entre otras cosas, su autodesignación, la ostentación de los valores asociados a la colaboración, la producción gratuita, la pasión y la libertad, hasta constituirse en un creativo entusiasta; pero no siempre dedicado a la informática (Himanen, 2002). Por esto último, la segunda parte de esta iniciativa busca mostrar otras propuestas ―en medio de limitadas condiciones técnicas, pero entendiendo que habitamos una “cultura oral electrónica” (Hernández, 2003), y que en ella existen diversas tecnologías de la comunicación, en donde se entrecruzan con voces “cuerpo”, “memoria” e “imágenes”―.