XV Congreso Internacional de Ciencias Sociales Interdisciplinares

Resumen

En la presente investigación se profundizó en las posibles implicaciones de carácter político/económicas, en cuanto a la imposición de un paradigma que comprende a la conducta criminal o antisocial como una enfermedad mental. De acuerdo con Foucault, un paradigma es una configuración del saber de una determinada época, que se inscribe dentro de un contexto social y cultural, además de político, moral, ético y económico, lo cual define en sus márgenes los desarrollos normales y anómalos de la época. Khun señala que el paradigma establece los márgenes epistemológicos para el desarrollo de una investigación de conocimiento, fijando así los criterios de “verdad”. En 1968 la Sociedad Americana de Psiquiatría reemplaza el concepto de “psicópata” por el de “sociópata” y poco después este se reemplaza por el de “trastorno de la personalidad antisocial”, englobándolo así dentro de los trastornos de personalidad. No obstante, la enfermedad mental aún no ha sido bien definida, o se define tan ampliamente que todos podríamos ser incluidos en el diagnóstico. La conducta antisocial o criminal como objeto de estudio en materia criminológica puede encontrarse sujeta a la influencia de paradigmas que comprenden a la misma como enfermedad o trastorno mental, cuyo discurso intenta hallar sustento en arbitrarios factores de carácter biológico, tales como deficiencias neurológicas y/o genéticas. De manera que disciplinas científicas sirven como instrumentos de coerción y control social al adoptar enfoques teóricos como lo es el trastorno antisocial de la personalidad; un paradigma a disposición de intereses del estado.