XVIII Congreso Internacional sobre Nuevas Tendencias en Humanidades

Resumen

Los pronunciamientos de funcionarios públicos que afirman que hechos de violaciones a los derechos humanos no ocurrieron no son accidentales, pues los estados modernos estructuran y sostienen mecanismos discursivos para negarlos. En el caso del estado colombiano, sucesos de infracciones a los derechos humanos han sido objeto de indagación y sanción, especialmente en escenarios internacionales, como la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Sin embargo, ha sido menos estudiado el discurso oficial de la negación, cuando el estado pretende que su imagen de acatamiento de los estándares internacionales no sea perjudicada como consecuencia de la participación de servidores públicos en violaciones flagrantes o de su debilidad para garantizar derechos a toda la población. Algunos ejemplos son la negación del vínculo entre el ejército y paramilitares en la Operación Orión en la comuna 13 de Medellín, el exterminio del partido político Unión Patriótica, y la ejecución deliberada de civiles o ejecuciones extrajudiciales como consecuencia de la política de estado Seguridad Democrática. En mi ponencia, explico el modo en el que tres mecanismos discursivos han operado en el país, a saber, la negación literal, la interpretativa y la implicatoria, en el más reciente y alarmante caso de transgresiones sistemáticas a los derechos humanos: las agresiones contra líderes sociales, políticos, defensores de derechos humanos y excombatientes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejército del Pueblo (FARC-EP).