Abstract

La contaminación acústica es una de las secuelas de la revolución industrial. Al modificarse los modos de producción, el número de habitantes en las ciudades aumentó, lo que trajo como consecuencia que el paisaje sonoro, en ese entonces mayormente natural con sesgos antropogénicos, se fuese modificando debido a la introducción de nuevos sonidos, todos ellos, de tipo mecánico, provenientes de fuentes tecnológicas generadas por la humanidad. Hoy, la contaminación auditiva que inunda la urbe obliga a las instituciones educativas a pensar en una reeducación sonora. El paisaje sonoro, concepto propuesto por el músico y pedagogo musical Murray Schafer, se convierte en una herramienta básica en dicho proceso de enseñanza-aprendizaje y reconocimiento auditivo del mundo que nos rodea.