Abstract

El crecimiento económico al que la teoría del desarrollo reduce la acción gubernamental, generalmente, no es compatible con los intereses y posibilidades de acceso para la mayor parte de las colectividades sociales que resguardan productos de alta densidad cultural; de ahí su gran dificultad para la transmisión de los patrimonios bioculturales que estas poblaciones rurales han preservado durante siglos. Ante el poco éxito y grandes problemas de las abundantes ofertas de desarrollo puestas en práctica por el gobierno mexicano desde hace más de medio siglo, se propone dejar atrás la teoría del desarrollo, recuperar libertades sociales en el marco de las teorías críticas del desarrollo, aprovechar la era de la información y avanzar en los postulados utópicos del posdesarrollo y del buen vivir; postulados más afines al enfoque de sustentabilidad patrimonial que se propone en este artículo. En esta perspectiva, los procesos cognitivos y organizativos de la sociedad se basan en la potenciación de productos de alta densidad cultural en cada localidad o región, mediante la búsqueda, gestión y funcionamiento de alguna de las figuras de protección legal del patrimonio, ejemplificadas en este caso con las Denominaciones de Origen y Marcas Colectivas. Estos procesos hacen patente las controversias y tensiones que existen al tratar de compatibilizar los dispositivos oficiales aplicados a favor de la industria en México, con las lógicas de las comunidades que poseen su respectivo patrimonio biocultural y aspiran a transmitirlo a las nuevas generaciones. Dos paradigmas –desarrollista y patrimonial– que podrían retroalimentarse, son hasta ahora antagónicos en México.