La fotografía, una maquinación del deseo
Abstract
Frente a la estética que viene del Romanticismo para la que el arte sólo trata de símbolos, muchos autores propusieron recuperar el índice como esencia de la fotografía. Sin embargo, el carácter indicial del dispositivo fotográfico no sólo no lo aleja del arte sino que le ayuda a superar las viejas categorías decimonónicas basadas sobre todo en el aura de la obra de arte única y original. En la medida en que la relación de la fotografía con la realidad es siempre póstuma, el dispositivo fotográfico no produce obras definitivas, sino que es un permanente juego de diseminación que comienza con cada nuevo disparo fotográfico. De ahí que consideremos que la fotografía es la encarnación del deseo, que lejos de la visión platónica freudiana, es un maquinar, un producir, no simulacros, sino efectos reales que, gracias a los códigos de la máquina, no son meras mímesis de la percepción sino construcciones que juegan con la realidad. Concluimos que ahí aún tiene una tarea política. W. Benjamin y G. Deleuze además de Kant han iluminado el camino y notables fotógrafos como F. Freixa, R. Navarro y J. Álvárez Yagüe lo han ilustrado.