Abstract

Para todo tipo de organizaciones sin importar su tipo, es decir, gubernamentales o privadas, siempre ha existido la necesidad de contar con personal altamente cualificado para llevar a cabo la toma de decisiones, ya que el entorno en el que se encuentran, generado por la globalización, implica riesgo constante y futuro incierto. Asimismo, demandan que las decisiones se deban realizar de una manera ágil y eficaz, con el propósito de obtener la satisfacción social y/o el retorno de la inversión. El proceso de toma de decisiones no debe ser concebido como algo estático y repetitivo, sino como un acto dinámico que demanda el desarrollo de capacidades y habilidades, entre las que se encuentran el liderazgo, el criterio, la mente abierta, la ética y la experiencia. Existen personas que consideran que aprendiendo definiciones, esquemas, teorías y modelos se puede realizar la toma de decisiones y están en lo cierto, solo que este método de aprendizaje no garantiza que las mismas sean acertadas o correctas. Mientras que otros consideran que la mejor metodología para realizar la toma de decisiones es contemplando las leyes de la naturaleza, de la sociedad, del pensamiento, de que todo está en constante cambio y, finalmente, que el entorno determina la conciencia del ser humano. Es de vital importancia desarrollar de manera activa las capacidades y habilidades que permitan la formación de líderes, los cuales de manera consensuada o individual tomen decisiones.