Abstract

El introducir Tecnologías de la información y Comunicación a las organizaciones para mejorar los procesos internos puede llegar a causar repercusiones en la salud física, psicológica y emocional de individuos que se enfrentan a un cambio tecnológico. El implementar un nuevo software que unifica todas las áreas de la empresa para la gestión automatizada puede provocar fatiga y ansiedad en los individuos que laborarán directamente con esta herramienta. Dichas consecuencias son las que dan paso al tecnoestrés. El presente estudio buscó cuantificar tecnoestrés mediante la medición de variables en tecnoansiedad y tecnofatiga por el método RED-TIC (Cuestionario de Recursos, Emociones/Experiencias y Demandas en usuarios de TIC) en una prueba piloto, aplicado a las áreas administrativas y operativas. Se encontró un nivel bajo de tecnoestrés, sinónimo de no ser un problema significativo, por lo que, para una posible prevención a futuro, se propuso una estrategia que consiste en comunicación directa con los implicados y una inclusión en la toma de decisiones para la implementación de la tecnología, así como un diseño del software más amigable con el usuario.